

Aprendizaje Virtual
02-septiembre-2010
Enrique Tamés
Hace unos días, en la conferencia Techonomy, Bill Gates dijo que en 5 años Internet ofrecerá mejor educación que cualquier sistema educativo. Y gratis. El pronunciamiento de quien como pocos ha moldeado el habitar humano en los años recientes, no es cosa menor. Así como cualquier otro sector social, el educativo está siendo tocado y trastocado por los grandes cambios que hemos comentado y analizado en muchas ocasiones en este espacio.
El avance trepidante de las ciencias, la masificación de los artilugios tecnológicos, la creación de la nueva economía y los procesos de globalización. Todo ello está pesando, y pesará aún más en los años por venir. Enumeremos algunos ejemplos paralelos que han sido modificados en su esencia:
- El ámbito de los medios masivos de comunicación (MMC). Una y otro vez el tema no deja de asombrar: en una sociedad autodefinida como del conocimiento y la información, los MMC, los grandes emporios de la información, el famoso cuarto poder se está desmoronando. Pero el análisis sería incompleto si no mencionamos el surgimiento de nuevos actores que comunican de manera más precisa, asertiva, dirigida y veloz que los tradicionales medios masivos.
- La industria del juguete, que repercute de manera profunda en la administración del tiempo de ocio, en la ocupación de espacios y en la manera de crear lazos afectivos en la infancia y en los jóvenes, es otra en los tiempos recientes. Basta comparar el ritmo y el tipo de actividades de la niñez de muchos de nosotros con juventud acumulada, y ver-entender a los niños actuales. La diferencia se antoja abismal. De las canicas, los yo-yos y la “cáscara”, pasamos a cables, conexiones, pantallas y pilas.
- El mundo del entretenimiento es otro, a pesar de que en cierta época el portento de algunos espacios de ocio parecía inquebrantable. Hoy, la manera de consumir cultura, así como la definió la Escuela de Frankfurt, ha rebasado los patrones restringidos de espacio y tiempo. Los “centros de entretenimiento” como se les conoce hoy en día no tienen nada que ver con el entretenimiento social de hace algún tiempo.
Ante el panorama actual y del futuro cercano, los sistemas educativos, sobre todo el sector que prepara a los profesionistas, se enfrenta al mismo dilema que muchos sectores sociales: innovar o morir. Interesa a los que nos dedicamos a la profesión docente, no tanto la manera de morir ante la avasallante realidad, sino la de ubicarnos a la altura de los grandes retos para seguir jugando el rol esencial al que estamos acostumbrados. ¿Los retos? varios:
- Incorporar de manera inteligente, propositiva, creativa las innovaciones tecnológicas que aparecen de manera acelerada. Tanto las expresamente diseñadas con propósitos didácticos, como aquellas que dirigidas al entretenimiento o al ocio, con un pequeño giro, pueden contribuir enormemente a la noble tarea de educar.
- Hace algunos años se le oyó decir a más de un intelectual que la alfabetización del futuro era la del mundo cibernético. Pues el futuro nos alcanzó. El entrenamiento en la cultura informática es condición de cualquier sociedad en desarrollo.
- La sofisticación tecnológica enriquece enormemente los distintos modelos educativos: universidad virtual, a distancia, móvil; se enriquece pero también se complica. Se amplía el menú por lo que la investigación educativa se vuelve central en la actualidad.
- Entrenar y educar a las nuevas generaciones resulta tarea casi imposible si no se comienza con la generación de los docentes, que no fuimos entrenados para este nuevo paradigma, y sin embargo, se nos pide la tarea titánica de dar lo que a veces no se tiene. Educar al educador es el gran reto.
Es discutible, y de hecho, poco actual, asumir que la educación, a cualquier nivel, se reduce en lo aprendido intelectualmente en una conferencia o una clase tradicional. Los procesos de maduración emotiva, el desarrollo de la inteligencia social, el enriquecimiento de maneras de expresión verbal y no verbal, quedan fuera, o al menos marginadas en la visión reduccionista de la educación, a la que seguramente apunta el señalamiento generalizado de Bill Gates. Sin embargo, a pesar de ello, la reflexión que gira entorno a como esta sociedad posmoderna está afectando los distintos discursos de legitimación educativa, y el planteamiento del lugar de la educación superior en un entorno que sigue cambiando drásticamente, resulta muy pertinente. ¿Cuál será nuestro lugar en cinco años? Nos vemos entonces, Bill.